América Latina ha tenido grandes avances en la lucha contra el hambre. Entre 1990 y 2014 el número de personas que sufren de hambre paso de 60.3 millones a 29.5 millones. Sin embargo, aún hay mucho por hacer para erradicar el hambre y reducir la pobreza y la desigualdad.
Con este objetivo en mente, la CELAC asumió un nuevo compromiso para garantizar la Seguridad Alimentaria y Nutricional a través de una estrategia de erradicación del hambre y la pobreza en los Estados miembros a través de su plan: El PLAN PARA LA SEGURIDAD ALIMENTARIA, NUTRICIÓN Y ERRADICACIÓN DEL HAMBRE DE LA CELAC 2025
Dicho documento reafirma el compromiso de los 33 países miembros ante el desafío de erradicar el hambre, la pobreza y la malnutrición para el 2025, cinco años antes de lo establecido en la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030.
El objetivo del plan es: “alcanzar resultados concretos que se traduzcan en mejoras significativas en la calidad de vida de nuestros pueblos, dirigidas a la erradicación de la pobreza, en especial de la pobreza extrema, que garanticen la seguridad alimentaria y la nutrición, con enfoque de género y respetando la diversidad de hábitos alimentarios, para afrontar los desafíos de la seguridad alimentaria y la nutrición con vistas a la erradicación del hambre y al disfrute del Derecho a la Alimentación, en especial de todos los sectores en situación de vulnerabilidad”
Existe voluntad política importante para impulsar el plan y generar los mecanismos efectivos para lograr la meta en el año 2025. El desafió es grande pero promete tener grandes réditos.
El plan está basado en cuatro pilares de acción que respetan la diversidad de proyectos políticos y sociales propios de cada uno de los países a los que está dirigido. Estos son:
Pilar 1
Estrategias coordinadas de seguridad alimentaria a través de la formulación y dirección de políticas públicas nacionales y regionales para afrontar los desafíos de la seguridad alimentaria (disponibilidad, acceso, utilización y estabilidad), con enfoque de género e incorporando la perspectiva de derechos humanos, en particular el Derecho humano a la Alimentación.
Pilar 2
Acceso oportuno y sostenible a alimentos inocuos, adecuados, suficientes y nutritivos para todas las personas, especialmente las más vulnerables, con pertinencia cultural, a fin de poder desarrollarse y mantener plenamente las facultades físicas y mentales.
Pilar 3
Bienestar nutricional y aseguramiento de nutrientes, respetando la diversidad de hábitos alimentarios, para todos los grupos en situación de vulnerabilidad.
Pilar 4
Producción estable y atención oportuna ante desastres de origen socio-naturales que puedan afectar la disponibilidad de alimentos.