En cada faceta de la vida está en juego el concepto de valor y en la adquisición de los fármacos este mismo proceso de valoración no puede faltar. Todas las personas antes de comprar un producto lo valoran o le dan prioridades y ponderación, y si bien, en los fármacos siempre existe la prioridad de compra, esto no exime a la industria de la continua evaluación de los fármacos por parte de los consumidores.
Las personas hacen su propia evaluación del valor, que configura una serie de decisiones de qué comprar y dónde comprarlo, pero, para los fármacos existe una diferencia esencial, pues en la mayoría de ocasiones, el individuo necesita confiar en la evaluación de otra persona.
La evaluación de los fármacos bajo la lupa médica
Durante mucho tiempo, el valor de un fármaco fue evaluado por el médico que prescribió el medicamento; pues quien mejor que él para considerar la evidencia de la droga según los beneficios y riesgos para un paciente en particular. Ahora bien, hoy en día, en los sistemas de salud, el valor es evaluado por un grupo completo de médicos, incluyendo asociaciones, agencias, federaciones, instituciones públicas y privadas, entre otros, por lo que la valoración del medicamento transita por un duro camino.
A medida que el número de personas y agencias involucradas en la realización de evaluaciones de valor va aumentando y su influencia en las decisiones de las evaluaciones de valor son más notorias, hacen los procesos de valoración más lentos, complejos y costosos.
La evaluación de los fármacos bajo la perspectiva del paciente
Dicho lo anterior, la visión del paciente sobre un fármaco básicamente se mantiene nublada, ya que cuando el paciente va a valorar el fármaco está lleno de opiniones ajenas, que por tener valor científico y médico suelen desviar o controlar la evaluación de los fármacos desde la perspectiva del consumidor.
Generando esto, la existencia de múltiples marcos de valor, algunos más estructurados que otros, pero que incluso pueden diferenciarse o divergir en puntos importantes relacionados con la seguridad y la eficacia del fármaco.
Análisis de costo y efectividad
Otra valoración además de la científica y médica, es el análisis de costo-efectividad, que es sin duda el primer esfuerzo para desarrollar un marco de valor y se ha aplicado rutinariamente de alguna manera.
Los marcos de valor actuales, especialmente en los Estados Unidos, siguen siendo relativamente nuevos, sin embargo, siempre ha habido una valoración de valor que sólo se ha hecho de diferentes maneras por diferentes personas en donde por las exhaustivas revisiones y procesos tardíos se retrasa el acceso a los medicamentos.
Si bien, las evaluaciones de los fármacos son imprescindibles, sus tiempos deben mejorarse a nivel mundial, logrando así identificar una base de evidencia relevante para identificar el impacto del tratamiento en los resultados de interés, de forma tal que el proceso de valoración goce de mayor celeridad.
Así que no queda más que apostar a evaluaciones farmacológicas más rápidas, en donde además de valorar el fármaco se valore la necesidad de los pacientes de ser medicados con nuevas fórmulas que le permitan mejorar su calidad de vida. Por lo tanto, no es un tema de disminución de controles, pero si de simplificación y celeridad.