La pérdida de oxígeno debido al cambio climático es una de las consecuencias más temibles producto del calentamiento global. Este fenómeno está empezando a afectar a los océanos a niveles que ya pueden ser medidos. A través de una investigación propuesta por la NCAR se pueden analizar los datos referentes a cómo se comportan los niveles de oxígeno en la actualidad como resultado de los cambios de temperatura. Además la investigación provee simulaciones que sugieren que cambios importantes serán perceptibles para la década entre 2030 y 2040. Aunque otras zonas del océano no presentarán cambios palpables incluso para el año 2100.
¿Por qué son importantes los niveles de oxígeno en el océano?
El oxígeno al igual queen la tierra participa en muchos procesos bioquímicos importantes para los ecosistemas oceánicos. Una disminución importante en los niveles del mismo comprometería la vida de muchas especies marinas, que tendrían que migrar a otras zonas o disminuir significativamente. Un pérdida de oxígeno sustancial daría lugar a “zonas de muerte” en los océanos en las que ninguna especie podría vivir.
La desoxigenación en el océano es uno de los efectos secundarios graves del cambio climático, además de una amenaza seria para la salud de los ecosistemas oceánicos. Aunque es difícil atribuir las variaciones de los niveles de oxígeno al aumento de las temperaturas superficiales, debido a su variabilidad natural, este modelo representa un cambio para las futuras mediciones acerca de qué podemos esperar de los niveles de oxígeno en las capas oceánicas.
Analizando la pérdida de oxígeno
El proceso de oxigenación de los océanos es sencillo pero muy delicado y susceptible a las condiciones atmosféricas. El oxígeno presente en el aire terrestre pasa a las capas superficiales del océano, las cuales también se benefician del oxígeno generado por el fitoplancton a través de la fotosíntesis. Luego al bajar las temperaturas delagua, ésta baja lentamente hacia capas más profundas llevando este oxígeno consigo. Al aumentar las temperaturas de las capas superficiales, el agua en estas se expande, haciéndose más ligera que el agua fría del fondo y más renuente a hundirse, provocando la disminución de los niveles de oxígeno.
Sin embargo los modelos predictivos para medir estas concentraciones resultan complicados debido a que estos niveles aumentan y disminuyen constantemente de forma natural, también debido a condiciones locales. Por ejemplo un invierno muy frío en en el norte del Pacífico daría lugar a una gran absorción en esa zona de la superficie. Ese tipo de cambios puede tener efectos duraderos en las capas más profundas del océano, efectos de años o, incluso, décadas, debido a que esas capas no presentan la misma dinámica.
La necesidad de medir la pérdida de oxígeno
El equipo de la NCAR realizó simulaciones computarizadas que consistían en realizar ejecuciones individuales del clima cada una con variaciones minúsculas en la temperatura del aire. Este modelo se ejecutó más de dos docenas de veces, en modelos de los años entre 1920 a 2100, permitiendo recoger suficientes datos para las proyecciones.
El uso de estos modelos para estudiar la variabilidad del oxígeno disuelto en el océano, da lugar para que los científicos puedan calcular la cantidad de las concentraciones pasadas, permitiendo ajustar mecanismos para determinar la probabilidad de la repetición del fenómeno o la intensidad, de acuerdo a los picos históricos.
Gracias a estos modelos los científicos hicieron varios hallazgos importantes, que cambian el panorama de medición y que deben ser tomados en cuenta para la gestión de los océanos y el cambio climático:
- La desoxigenación debido al cambio climático ya se puede detectar en zonas como el sur del Océano Índico, partes de las cuencas del Atlántico y del Pacífico tropical oriental.
- Que la mayor detección de pérdida de oxígeno causada por el calentamiento global es posible que se produzca entre los años de 2030 a 2040.
- Existen zonas en donde se predice que es probable que los niveles de oxígeno no cambien de forma evidente, incluso para el año 2100. Estas zonas son las costas del este de África, Australia y el sudeste asiático, entre otras.
Las mediciones del oxígeno en el océano actualmente son escasas, por lo que este tipo de investigación es importante para todos los actores que dependen y hacen vida en los océanos para la preservación del futuro de los mismos.